Todos los escritos subidos en esta página han sido registrados previamente, por lo que cualquier intento de copia o manipulación podrá ser denunciado.

7 de septiembre de 2010

Obstáculo.

Hoy te vi.

Hoy me viste, giraste la mirada y me olvidaste.



Nunca pensé encontrarte allí. Jamás lo hubiera imaginado.



El impacto recorrió mi cuerpo durante lentos segundos que entorpecieron mi reacción. No sabía qué hacer, cómo actuar. No sabía nada.



Te dejé ir. Era lo que quería.



Tú también me habías dejado ir. Me había quedado atrás con el paso del tiempo.



Aquel día, cuando ni siquiera tuviste el feo valor de mirarme a la cara, de aguantarme la mirada con “un par”. Porque era lo mínimo que esperaba de ti. Me equivoqué, es cierto, y cuando me acuerdo, no hago más que recordarme lo estúpida que en ocasiones puedo llegar a ser. Siempre recaigo sobre el mismo obstáculo que parece no querer desaparecer.



No existía para ti. Aquel día me enterraste para siempre. Era para ti invisible. Tus ojos ya no podían verme. Y me olvidaste en la mayor parte. Porque siento decirte, que por mucho que lo intentes, no sé muy bien porqué, y no es por joder, dejo marca para siempre.



Ganaste la batalla al principio. Lo admito. Fui contigo demasiado vulnerable. Tú me hiciste vulnerable. No sabes bien de qué manera. Creí en ti, y me equivoqué. Perdóname por haberlo hecho, perdóname por haber sido tantas veces estúpida, y por creer en algo que nunca existió, que te empeñaste en crear siendo incierto, para que yo me ilusionara en algo que terminaría por destruirme. En hacer creer que de verdad existía, en provocar en mí tontas ilusiones que solo llevarían a un caos interior, pura y duramente mío. Solo mío. Completamente mío.



Perdona, pero no mereces ningún tipo de perdón. Quizás me vuelva a equivocar, y la mala sea yo. No niego que pueda ser así, pero lo dudo.



Puede que incluso hoy sueñe contigo, ya sabes, las pesadillas siempre vuelven.

No quiero ser mala, porque no lo soy ni lo seré ahora, pero no sabes hasta que punto me has podido llegar a hacer daño. Aunque lo parezca no soy rencorosa, y de hecho ya te perdoné hace tiempo. Pero me ha costado mucho tiempo, y muchos pañuelos de papel, poder cicatrizar esta herida que tan profunda había llegado a ser.

Tranquilo, he aprendido la lección. No todo se puede o se debe conseguir. A veces, por mucho que lo intentemos, por mucho que nos duela admitirlo, simplemente no puede ser.

Tranquilo, he aprendido la lección.



Mis lágrimas ya nunca serán para ti. Nunca volverán a ser por ti.

Ya no me dueles.

No te necesito. Nunca te necesité.

Soy libre a mi manera.

Soy enteramente feliz.





Y te olvidé.



1 de septiembre de 2010

Comienzos...

Correr descalzos, notando la arena fría y mojada entre los dedos.

El dulce y helado helado, que apacigua nuestro fuego interior.

Derritiéndonos por el sol en la toalla, o combatiéndolo con una buena dosis de sal marina y un poco de

agua.

Dormir sin tener presencia alguna del despertador en la temprana mañana. La "pierna suelta" lo agradece,

(pues se había olvidado ya de lo que era que le hiciese algo de caso).

Morenas nuestras pieles por los rayos divinos del sol. Morenos incluso nuestras plantas de los pies, con las

que tanto hemos recorrido.

La chica de nuestros sueños, o el amor que hemos conservado.

Las miradas furtivas entre una multitud dorada.

El beso escondido del amor de verano

O porque no, también de otoño e invierno y de primavera.

Las risas húmedas y son sabor a cloro.

Viajes infinitos que duran meses enteros.





Todo tiene un comienzo, y dependiendo de lo que se trate, también un final.

Y este es el final.





El final del verano, y el comienzo de una nueva etapa,

de un nuevo año de estudios, clases, y de idas y venidas.

Algún descanso y de nuevo vuelta a empezar.

Algún beso de por medio, y una bronca en cualquier otro lugar.

Un abrazo para arreglarlo, un sobre para olvidarlo.

Una mirada perdida, o un nuevo reencuentro.

La lluvia mojando nuestro pelo,

o la oscuridad de las nuves escudriñándo el cielo de invierno.

Las hojas caídas tras nuestros pasos.

El florecer de una hermosa flor.





Todo son comienzos...