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17 de agosto de 2010

Cara a cara

Siempre he pensado que cuando se tiene un sueño, sea cual sea, es merecedor de toda nuestra atención, y debemos, miento, estamos obligados a sacrificarnos por él. Porque eso es lo que nos da la vida, sueños, que por muy imposibles que nos parezcan en un momento determinado del camino, tienen que ser luchados. Puedes conseguirlos o no, pero el esfuerzo siempre tiene su recompensa. En menores o mayores cantidades. Pero la vida siempre te acaba recompensando.

Me es dificil de entender, como hay gente capaz, gente dispuesta a autodestruirse. Créanme, sé perfectamente de lo que les estoy hablando. He tenido una experiencia de ese tipo en mi vida, alguien muy cercano a mí. No merezco reconocimientos, ni halagos, nunca los he merecido y no será este el momento. Pero cada vez que esa persona me mira, reconozco en su mirada el agradecimiento por haberle devuelto la vida, por haberla sacado de esa frustación que la poseía en un momento fatídico para su vida, para su mundo. Esa persona, me estará enormemente agradecida toda la vida por haber vuelto a nacer, y lo sé. Pero más agradecida estoy yo, porque, gracias a ese gesto que yo tuve que hacer, gracias a esa terrible, angustiosa, e inrrecomendable situación, he podido darme cuenta de lo vulnerables que somos a veces.

Hoy caminaba por las calles tranquila, a sabiendas que llegaba tarde al punto de encuentro. El viento comenzó a soplar con intensidad, y mi pelo largo jugaba con él. La gente intentaba combatirlo en los soportales, yo, en cambio, lo afrontaba de frente. Cara a cara. Me sentía fuerte, me sentía bien. Esa fortaleza era inigualable.

Seamos fuertes. No nos dejemos vencer. Dejemos la autodestrucción para cuentos oscuros, para leyendas o lo que por vuestras mentes asome. Pero no dejeís que algún momento horrible de vuestra existencia termine por dictar vuestro final. No sería justo para la pobre vida. Necesita de personas luchadoras, fuertes, honestas, nobles, que no se dejen vencer fácilmente, y que dan la vida por un instante de eterna felicidad.

No nos dejemos llevar hasta la cuerda que tira de ese telón rojo indicando nuestro final. Debemos estar al pie del cañón para afrontar con naturalidad cualquier adversidad. Sea cual sea. Dificil o no tan dificil.



Porque la vida es dura, difícil y egoísta, pero, créanme, irremediablemente maravillosa.








P.D: Muchas gracias A.G. Esto va por ti, por haberme enseñado lo que es la verdadera felicidad. Y lo maravillosa que es la vida. Porque sin ti, esto jamás se hubiera escrito. Gracias, una vez más. T.V.

4 comentarios:

fernando lorenzana gámez dijo...

me ha gustado mucho laura, sigue así y no lo dejes nunca.

Trece dijo...

Muy bien, Laura, muy bien. Ya tienes un seguidor :)

Hada dijo...

Muhcas gracias, de verdad! =)

Anónimo dijo...

¡Lucha,lucha,y lucha, para conseguir cambios!